Este es un blog personal acerca de crianza. De cómo me ha funcionado observar, conocer y entender las necesidades y actitudes de mi hijo, sin depender de un psicólogo. En este blog quiero demostrar que depende de nosotros tomar el control. De tomarnos el tiempo de escucharlos y de observar qué acciones influyen en su conducta.
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El colecho: Mami, ¿Puedo dormir contigo?


Muchas veces nuestros hijos o hijas nos han pedido dormir con ellos, más aún si los hemos tenido en nuestras camas desde recién nacidos´ya sea por facilitar la lactancia nocturna o por pura necesidad de protección y vigilancia de su sueño.

Mi hijo no quiere comer


Mi hijo, al igual que muchos niños, me ha dado pelea para comer. Esto a partir de cierta edad - fue como a los 2 años, creo - porque cuando era más pequeño, recibía todo y hasta en las porciones que yo le daba. Pero aprendió a distinguir mejor los sabores y a decir: "Ya no quelo, ba'ta" xc


Destetando a mi bebé: Mi Experiencia - TIPS y VIDEOS

Sé que en la travesía de ser madres muchas veces nos preguntamos cuándo será el momento apropiado de destetar a nuestro bebé. Incluso, en otras oportunidades, nos  hemos sentido juzgadas porque nuestros nenes (o no tan nenes) aún lactan. 

Entonces pasa que estás en una reunión con amigos o la familia, tu chiquitín se te acerca, te levanta la blusa y de pronto saltan las preguntas: "¿Todavía le das teta?; ¿Todavía mama?" - No, la usa para comunicarse con Marte -  Sí pues, tu criatura aún mama y la verdad es que eso no debería avergonzarte.

Que tu bebé, ya haya pasado el año o los dos años y aún lacte no es un problema. La lactancia es importante.

No solo alimentas el cuerpecito de tu hijo o hija, 
también alimentas el vínculo entre ustedes.
Es un momento en el que tu atención está puesta en tu bebé y es la oportunidad de poder demostrar aún más afecto. Deberíamos aprovecharlo (la verdad es que deberíamos aprovechar y valorar cada ocasión, los hijos crecen y nada se vuelve a repetir). Así que, que no te afecten ni las preguntas, ni los comentarios.

Pero, aunque ya dije que la lactancia (aún pasando los dos años de edad tiempo límite que sugieren los médicos), no debiera significar un problema; es probable que lo sea bajo ciertas circunstancias. Deja que te cuente mi propia experiencia y entiendas porqué:

Su crecimiento y alimentación:
Cuando mi hijo aún era un pequeño de un año y tres meses, me vi obligada a hacerle el destete - ¿Porqué?- Porque afectaba a su alimentación - ¿Cómo? - Pues mi pequeño, que ya estaba en edad de comer, solo quería lactar, no quería recibir más alimentos. Esto empezó a hacerlo desde el año, porque antes sí degustaba de todas sus papillas. Entonces  fui al médico y él me sugirió que dejara de darle de lactar progresivamente y me preocupara más en que se adaptara a recibir alimentos sólidos así sea en pocas raciones y eso fue lo que hice. Dejé de darle de lactar poco a poco y me preocupé en que comiera más.

Este proceso felizmente no fue tan difícil o complicado. Me las ingenié para convencerlo.
Recuerdo que le había dicho que la teta se fue (tenía que usar polos con cuello hasta la barbilla para que no las notara) y me creyó. Entonces mi pequeño se me acercaba a pedirme teta y yo le decía - No está, la teta ya se fue - y él me preguntaba - ¿Fe fé? - Sí, la teta se fue - y se asomaba a la puerta de la casa y gritaba - !Teta, men. Men, teta, men!- alzando la manito y meneándola llamando a su teta. Me enternecía en toda su inocencia.



Recuerdo también que en las noches le contaba historias o le hacía oír aullar a los perros para que se distrajera y le hablaba hasta que se durmiera. Y así, poco a poco, dejó de lactar y empezó a comer con normalidad.

Entonces, si notas que tu hijo o hija prefiere la teta a las comidas, deberías considerar el destete para que no afecte a su crecimiento y alimentación. Por lo demás, no te preocupes. La leche materna no le hará mal. No te dejes llevar por algunas ideas que pueden terminar siendo solo mitos como que si le sigues dando teta pasando los dos años generará complejo de Edipo, no. Eso no es verdad. Tampoco es tan cierto lo de la dependencia, puede generar ciertos hábitos, sí. Como querer dormir con la teta en la boca o pedir teta aún sin tener hambre solo porque está aburrido, en fin. Pero esas ya son actitudes que tú debes ir observando y corrigiendo si te es necesario como me lo fue a mí.

Si tu bebé y tú están cómodos con la lactancia, pues que siga. Ya la dejarán en el momento en que tú notes que es prudente. O a lo mejor tu bebé se decide antes que tú. Pero no dejes que los comentarios influyan. Solo tú decides, porque #MamáyPapáSaben.



Pd.:
Ya pasado un tiempo, un día usé una blusa con escote y !Oh sorpresa!: !Allí está la teta!



El pequeño bebé mono



Hace años, cuando era pequeña, recuerdo que estábamos todos en casa disfrutando del domingo y mi mamá encendió la tv y puso un documental. Éste era sobre el comportamiento de los simios y el gran parecido que tienen con nosotros los humanos. Recuerdo que en el documental hablaban sobre sus características físicas, mencionaban los rasgos que los hacían ser llamados homínidos. Incluso nos comparaban con su modo de crianza, sus demostraciones de afecto y los cuidados que tenían las madres mono hacia sus críos. Varios datos interesantes pero que, a mi edad, ya me estaban aburriendo un tanto. Fue, entonces, cuando una escena llamó mi atención. 
El documental se había enfocado en una familia de monos que tenía un integrante muy peculiar. Resulta que esta familia de monos habían llegado a un lago para beber y lavarse. Mamá mono se encargaba de que sus pequeños quedasen muy limpios y saciaran su sed, mientras que papá mono iba a interactuar con otros de su especie que estaban secándose tirados sobre la arena. Los gestos y acciones de estos simpáticos animales, ciertamente eran muy parecidas a las de nosotros. Pasó, entonces, que la madre mono decidió que ya era hora de salir del agua y empezó a sacar a sus hijos del lago. Los regresaba a la arena para que reposen sobre ella y se sequen bajo el sol, mientras ella les sacaba las chinches. Pero había un pequeño mono que no quería salir del agua. Este pequeño, a pesar de que su madre lo dejaba en la arena, se las ingeniaba para escapar de la mirada de mamá y zambullirse de nuevo al lago, chapotear y salpicar a los hermanos. Esto nos causó mucha gracia. Veíamos a esa cría inquieta zafarse de los brazos de su madre para volver al lago, hundir sus manos en el agua y empezar a bañarse y bañar a todos a su alrededor. Entonces sucedió que a la tercera ocasión, su madre ya se había impacientado, empezó a gritar y a saltar enojada, se abalanzó sobre su cría y la sacó a tirones del agua. Cuando el pequeño trató de volver una vez más, la madre empezó a golpearlo. Al principio solo fueron algunos manazos y tiradas de pelo, pero parece que a medida que el pequeño mono insistía en correr, ella cegada por su ira, lo golpeaba más fuerte y cada vez peor hasta que lo mató.
Cuando pudo desfogar toda su ira y por fin parar de golpear a su cría ya muerta, recién se dio cuenta de lo que había hecho y la culpa empezó a apoderarse de ella. La pobre mona se daba contra el piso, se cogía la cabeza, corría en círculos y desesperada daba unos tremendos alaridos. El padre se acercó, recogió a su cría y se puso a llorar con el pequeño en brazos, trataba de calmar a su mona pero no lo conseguía, la mona lloraba y gritaba desconsolada porque había perdido, por sus propias manos, a uno de sus pequeños.

Ese momento, ese episodio, esa pequeña parte de ese documental se grabó en mi memoria para hacerme pensar y reflexionar sobre la violencia, el maltrato, la importancia de la paciencia, la serenidad y el autocontrol.
Cuando somos padres, muchas veces nuestros hijos pueden sacarnos de quicio, pero eso no es motivo para ser violentos con ellos. Quizá, no en todos los casos, pase que terminemos matando a nuestros niños como la mona mató al suyo, pero la muerte de ese pequeño simio puede traducirse de otras formas.

Cuando gritamos o golpeamos a nuestros hijos, ellos aprenden a que esa es la manera de resolver conflictos. Les enseñamos a dejar de lado el diálogo y más bien a usar la agresión. Crecen con la idea de que para corregir o guiar es necesaria la violencia y que ésta es parte de la vida y es común. Quiero aclarar que con violencia me refiero a todo tipo de violencia: gritos, insultos, golpes y sí, también chanclazos y nalgadas (esto último está ya tan normalizado que implica un serio problema). Entonces, cuando criamos y creamos personas así, allí es cuando tenemos a nuestro pequeño simio muerto, hemos matado sus relaciones futuras ya que este comportamiento se relucirá también en otros aspectos de sus vidas como el trabajo, las amistades, la pareja, etc.

Es así que, cuando se hacen grandes, seguimos teniendo más adultos que repiten ese círculo de violencia. Personas que siguen corrigiendo con golpes, que siguen usando gritos e insultos. Personas que no controlan sus impulsos, conflictivas, que no dominan la ira y golpean. Y allí, una vez más, vemos a nuestro pequeño simio muerto, al que le hemos matado la capacidad de anteponer su serenidad, al que le asesinamos el autocontrol y le enseñamos a maltratar a sus semejantes y fomentar distancias, incluso con los que ama.
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Rompamos ya con esos círculos de violencia y empecemos a formar personas diferentes, personas que sepan controlarse, a quienes no los domine el enojo. Usemos las palabras, aprendamos y enseñémosles el diálogo. Será más demandante, pero también más satisfactorio, no los habremos lastimado, ni habremos dañado sus interrelaciones. Cultivemos su paciencia, cultivemos también la nuestra, no perdamos el control y antepongamos siempre la calma. No les matemos el control, ni la capacidad de resolver mejor los conflictos y reafirmemos nuestro compromiso de criarlos con amor y en armonía por el bienestar de la familia.

Es una tarea compleja y demandante, pero nosotros conocemos a nuestros hijos o estamos camino a eso así que, del mismo modo, aprenderemos a controlarlos y descubriremos las mejores formas de llegar a ellos y que entiendan nuestras enseñanzas y se les queden nuestras lecciones. Somos sus padres, tenemos la capacidad de lograrlo con amor, paciencia y respeto. Nadie mejor que nosotros para hacerlo porque #MamáyPapáSaben.